Política, economía... y viceversa
No hay políticas sin dinero
LA POLÍTICA SIEMPRE ES ECONOMÍA
Frase que enerva a mis amigos periodistas políticos, que no se recatan en presumir en las tertulias donde participan a título personal que "no tengo ni idea de economía", como si eso fuera un aval para hablar de política. Pero la política es economía. Siempre. La salud es economía (una definición de ella es "el correcto Y ECONÓMICO funcionamiento de los órganos") y la vida es economía. No hay política posible sin presupuesto, cosa que saben de sobra los políticos.
Así que sólo quiero dejar por escrito la esencia económica de dos conceptos políticos:
- El wokismo es, básicamente, subir los impuestos. Eso se envuelve de mil formas: sostenibilidad, inclusividad, inmigración, sanidad gratuita, escuela pública, DERECHOS, etc etc. Es, decir, las escandalosas fiscalidades cercanas al 50% de la UE, mientras algunos políticos no titubean en pedir un 90% para los patrimonios altos, sin el menor reparo. Meterle la mano en el bolsillo a la gente. Por adelantado, luego, ya se verá cómo se "redistribuye". No es erróneo decir que wokismo es igual a comunismo. La punta del iceberg de eso, envuelta en celofán, es el Partido Demócrata. El comunismo del Siglo XXI, al igual que el del siglo pasado, democratiza la pobreza y genera unas poderosísimas élites.
- El populismo consiste en fabricar dinero
para tejer redes clientelares. Lo que han hecho Cuba, Venezuela; con anterioridad
Argentina, y lo mismo las economías desarrolladas con sus "inyecciones de
liquidez", que no son otra cosa que poner a tope la imprenta de papel moneda para pagar déficits, cubiertos con deuda.
¿Resultado?: Inflación. Destrucción de la clase media. Salarios a la baja. Economía destruida. Pobreza.
Eso es ser populista.
No lo es bajar impuestos. El populista siempre acusa a los demás de sus males.