UN FALLO MULTIORGÁNICO
DEL MODELO ESPAÑOL
3/11/2024
No caigamos en la tentación de echar culpas al oponente. El drama de Valencia es un fallo global de una administración esclerotizada por miles de cargos públicos ocupados mediante un sistema de reparto para personas de estructuras políticas, sin la menor preparación técnica, académica o incluso humana: "si quieren ayuda, que la pidan", "el ejército no está para eso", "que no vengan familiares que no les vamos a dar los cuerpos". Un fallo multiorgánico en toda regla.
El Estado es visto por cientos de miles de personas sólo como un medio de vida personal, no como la vertebración de nuestra vida en sociedad.
Tan inepto es Pedro Sánchez, (un sujeto sin la menor talla, ni talento, ni principios), como Carlos Mazón, otro engendro pepero surgido de las Nuevas Generaciones. Ambos, sin oficio ni beneficio. ¿Son los más malos? No, son sendos productos de un sistema que ya está gripado. Y lo está por varios motivos:
- Por una Constitución que, aunque ha servido de agarradera, si uno se toma la molestia de leerla, se da cuenta de que es un documento obsoleto, vacuo, contradictorio y que se extralimita. Un pastiche, cuya inviolabilidad muchos hemos defendido, conscientes de que había mucho indeseable con ganas de abrir ese melón, para sus propios intereses, nunca para el bien común.
- Por un Congreso que no tiene el menor sentido: los diputados pertenecen en teoría a circunscripciones. Son puros rellenos de listas de miembros de partido, muchos de ellos sin el menor conocimiento de la provincia que representan.
- Por unas Autonomías que no son más que enormes reinos de taifas, con competencias duplicadas, gastos descontrolados y enormes focos de corrupción. Grandes generadoras de problemas, además.
- Por una gigantesca maquinaria pública y administrativa que tiene un enorme desconocimiento y acomodamiento, porque lo de Valencia ha sido un caso de incompetencia y PEREZA institucional. Nadie tenía ganas de dejar sus quehaceres, ya fuera un viaje oficial a la India o celebrar una sesión en el Congreso para modificar el consejo de RTVE, y asumir nuevas tareas. Que lo arreglen otros. Lo público es ya tan sólo un mecanismo de prebendas, del que vivir y con el que repartir y generar redes clientelares. Y lo político, un simple cálculo de retornos personales y electorales, no la prostituida cantinela de la "vocación de servicio".
Este siglo XXI ha sufrido ya demasiadas crisis. Los terribles atentados de Madrid, resueltos con una estulticia increíble por parte del PP y manipulados con una deslealtad absoluta por parte de los demás partidos, que olisquearon opciones de poder.
La crisis financiera, que tuvo que acabar con la dimisión abrupta de Zapatero, que destrozó un país que era la envidia de Europa en menos de dos legislaturas.
El ridículo desafío independentista, afrontado por un Rajoy cobardón y perezoso (de nuevo, la pereza). O la crisis Covid.
Es necesario un proceso constituyente. Necesitamos 50 notables que sean capaces de diseñar un nuevo país. Una nueva Constitución, con 10-20 puntos, claros e inmutables. Un modelo de Estado donde la representatividad sea eficiente, verídica y no se esté sometido al chantaje de un grupúsculo. Donde la relación con la administración sea ágil, benigna con el administrado y deje de ser considerada un manantial inagotable de reparto de prebendas. Donde la administración sea un foco de talento y experiencia.
Que sustente un futuro de prosperidad y libertad individual. Porque o acabamos con el actual modelo de administración esclerotizada y políticos incompetentes (además de deshonestos), o ellos acaban con nosotros.